P. del Río, 29 May 2014
DEDICATORIA
Buenas tardes y un afectuoso saludo y el agradecimiento sincero a todos cuantos hoy habéis querido acompañarnos, especialmente a Antonio León Lillo, (que tan digna y amablemente representa hoy al ayuntamiento de Palma del Río), a Eloy Requena Ruiz, amable presentador de “Flores de mi Jardín”, y a Rafael Morales Cumplido, fantástico presentador, a su vez, del acto en su conjunto. También, de forma especial, un cariñoso saludo a los familiares de personas con enfermedad mental, los héroes silenciosos e incondicionales en el episodio, sin entreacto, de muchas familias del mundo entero, algunas de las cuales concurren hoy aquí, (entre ellos mis queridos padres).
El libro que se presenta hoy, al que Eloy ha dedicado palabras tan generosas de elogio (al igual que, inmerecidamente, a mi persona), es fruto de mi amor a las artes en general, como sabéis a la guitarra y a la pintura y el dibujo, pero también a recoger por escrito la riqueza de algunas intuiciones e impresiones de mi oración y de cuanto recibo y aprendo en -¡lo que os es bien patente!- esta gran debilidad mía de las relaciones humanas. Algunas de esas percepciones son instantáneas y fugaces; y queriendo asirlas y no olvidarlas, hace años que las recojo por escrito, en forma de frase breve, en lo que se viene en llamar sentencias, proverbios o adagios. Y desde el alto sentido de la comunicación que acompaña a las relaciones humanas, fui retocándolas desde el punto de vista de su mejor comprensión, vocablos más adecuados e, incluso, la mejor forma de redacción o –perdóneseme la pretensión- estilo literario, hasta poder ofrecerlas hoy a todos vosotros, mis amigos, compendiadas, bajo el título de “Flores de mi jardín”.
Su publicación ha sido posible gracias a la asociación Amigos Camino de Futuro, que entre sus objetivos tiene el de la promoción y el acompañamiento de las personas con enfermedad mental; razón por la que los ingresos que se obtengan con el libro serán dedicados íntegramente a beneficio de la asociación para financiar futuros proyectos. Esta es la segunda publicación auspiciada en su corta existencia, que yo –aprovecho la ocasión- para agradecer mucho a todos sus socios.
Es mi intención aprovechar la oportunidad que me brindáis con vuestra asistencia hoy a este acto para referirme a uno de los objetivos de Amigos Camino de Futuro. El ya citado de ayuda y acompañamiento de la persona con enfermedad mental; así como su integración social, laboral y afectiva; la promoción de su dignidad; colaboración mutua entre ellos; salidas y visitas de enfermos; actividades deportivas, de ocio y otras orientadas a los fines anteriores, etc. Pero también están entre sus fines la concienciación e información a la sociedad de la enfermedad mental y la necesidad de acabar con la exclusión social y el estigma de quienes la padecen, que es de lo que trataré hoy.
En la historia de la humanidad ha habido muchos grupos que han sido víctimas de exclusión, como judíos, gitanos, personas de raza negra, homosexuales, etc. En general se ha marginado a personas que la sociedad o grupo dominante ha considerado diferente.
Entre los citados hay un grupo que ha llamado mi atención porque ha cambiado radicalmente el grado de marginación que sufría. Es el de las personas homosexuales. Este grupo, de ser perseguido, encarcelado, maltratado y estigmatizado –y, desgraciadamente, en algunas dictaduras políticas y/o religiosas, todavía hoy, condenado a muerte- ha pasado a ser un grupo al que la sociedad y la ley ha comenzado a dejar de estigmatizar e, incluso, a reconocer derechos. Las personas homosexuales se han movilizado en masa en todo el mundo, siempre dispuestos a reivindicar sus derechos, no importa lo lejos que fuese, con comunicaciones, guitarras, pancartas, etc.
Si se quiere insultar a alguien se le puede decir “loco”, esquizofrénico”, “está mal de la cabeza”, etc. El enfermo mental y la persona con esquizofrenia paranoide y otras enfermedades similares tiene derecho a vivir en una sociedad que no le excluya. Debemos tomar conciencia de su importancia, saber que no estamos luchando solamente por nosotros mismos, por nuestro hijo, por nuestro hermano, por nuestro amigo, … sino que estamos luchando por miles de seres inocentes que, estadística y desgraciadamente, sufrirán enfermedad mental en años venideros.
No hace todavía muchos años, los niños apedreaban a los perros y se veía como algo normal. En determinado momento se alertó a la sociedad y se consiguió un cambio importante en su conciencia; de forma tal que hoy, se puede y se llama a las fuerzas de seguridad del estado o a la policía local ante cualquier caso de maltrato animal. Sin embargo, para las burlas y la marginación que sufren muchos grupos humanos, entre ellos, el que hoy hacemos defensa, el de las personas que padece enfermedad mental, no hay leyes protectoras. No hay normas que defiendan su dignidad. Pero todos los seres humanos, sin excepción, son acreedores a la dignidad, el respeto y la aceptación de los demás.
El hecho de que esto cambie depende de todos nosotros. Se trata de movilizar las conciencias, con la esperanza de que seamos tratados siempre con respeto. Mantenemos viva la esperanza de que en un futuro las personas vayan respondiendo, y todos tomemos conciencia de la necesidad del respeto y el derecho al honor de todo ser humano, no importa, su condición social, raza, religión,… y, en el caso que tratamos hoy, ¡no importa su falta de salud!
La persona con enfermedad mental con frecuencia se siente humillada y afectada, muy deteriorada y mermada en sus capacidades,… ¡Yo doy testimonio personal de que así ha sido y es, en distinto grado o intensidad, a lo largo de los años! Por eso, con fuerza y mucha fe en la persona humana, y muy especialmente en los amigos y familiares que hoy habéis querido acompañarnos, os queremos decir que nos tenéis que defender y justificar vosotros ¡vosotros, los sanos!, a los que deseamos que disfrutéis “cien años” de esa maravillosa salud.
Esta reivindicación es sin acritud. Los sanos contáis con la comprensión y –permitidnos que lo expresemos así- la plena “lucidez” de los enfermos mentales, pues hemos nacido en la misma sociedad; esto es, en una sociedad en la que resultaba o resulta “normal”, entre comillas, la discriminación a todo lo que es diferente o distinto a lo nuestro.
Somos ya muchos socios los que estamos en Amigos Camino de Futuro. Cuando hemos promovido alguna iniciativa a favor de la asociación habéis respondido. Y es que sois muchas las personas que nos apoyáis, directa o indirectamente. Muchos familiares y amigos de enfermos. Muchas las personas que nos dispensáis un afecto sincero, que buscáis darnos un apretón de manos, dedicarnos una sonrisa o establecer una conversación. Sois estas personas las que verdaderamente nos motiváis, nos ayudáis a seguir, nos alentáis y nos empujáis.
Es a estas personas a las que queremos dedicar nuestro encuentro de hoy. Amigos Camino de Futuro estamos profundamente agradecidos a muchas personas, no citando a ninguna para que no ocurriera que, por omisión involuntaria, quedara excluida alguna de ellas. No obstante, sí consideramos obligado y justo agradecer a José Antonio Ruiz Almenara, Alcalde Presidente de Palma del Río (tan bien representado esta tarde por Antonio León Lillo) su ayuda y el haber creído en todos nosotros, enfermos mentales, como auténtica persona, sin reducción ni exclusión alguna, y también por creer en nosotros como asociación. Dicho esto, he de afirmar con claridad y en alta voz, porque son muchos los enfermos y socios que me lo han pedido, que Amigos Camino de Futuro tiene, como principio, la voluntad firme de no adscribirse u orientarse a ninguna ideología política, así como ser fieles siempre a la solvencia moral que le conforma. También deseamos expresar nuestra gratitud a Eloy Requena Ruiz, la persona en quien puede esperar el mejor de los acompañamientos pensables todo el que necesite ayuda, consuelo y aliento, por habernos apoyado como Asociación; así como, en nombre propio, agradecerle yo el obsequio tan generoso de sus palabras en la entusiasta presentación que ha hecho del libro.
Y cómo no, dar muchas gracias a nuestro buen amigo Rafael Morales Cumplido, que graciablemente y con tanta profesionalidad ha querido hacer la presentación de esta velada.
Nuestra gratitud a todos los que nos ayudan, cada uno en sus posibilidades. A tantos familiares que, sin desfallecer, cuidan de sus enfermos. A tantos amigos que, lejos de abandonarnos, nos acompañan en nuestra enfermedad, en nuestras incongruencias, en nuestros límites. Y también la expresión sincera de cuánto nos conforta esa mayoría de la sociedad que nos quiere, nos acepta y nos valora.
Y muchas gracias a todos vosotros por vuestro acompañamiento y amistad y por vuestra presencia aquí esta tarde. Vosotros sois el signo de que las cosas van a cambiar.